De pequeña, Ayanna Howard soñaba con crear a su ídola, la “Mujer Biónica”. Para conseguir este anhelo pensó en dedicarse a la medicina. Sin embargo, por la influencia de los regalos que le daban sus padres, juguetes tipo Lego o Mecano, descubrió que su vocación era armar y desarmar máquinas. Fue así como quedó atrás la idea de ser doctora, y Ayanna entró a toda marcha al mundo de la ingeniería.
Gracias a su motivación y arduo trabajo, Ayanna ha forjado un impresionante currículum. Entre sus muchos logros se encuentran el haber participado en el desarrollo del Mars Rover, un robot capaz de recolectar y analizar muestras tomadas en Marte, con el fin de encontrar posibles indicios de vida en este planeta, y los SnowMotes, robots creados para estudiar el derretimiento de los glaciares.
Ayanna está profundamente comprometida con varias causas sociales, y es por esto que a menudo da charlas con el fin de motivar a más niñas y mujeres a iniciarse en el mundo de la ingeniería y las ciencias. Por ejemplo, ha desarrollado un programa de mentorías y tutores de ciencias y matemáticas para niñas de educación básica. Además, realiza voluntariados para ayudar a mujeres que han sido víctimas de abuso, a las que les enseña de computación.
Por otro lado, esta ingeniera teoriza sobre el futuro de la Robótica y la Inteligencia Artificial y propone un modelo para diseñar robots más “inteligentes” y autónomos. Este modelo pretende que los robots no sean capaces de sólo emular procedimientos y conductas, sino que también puedan “aprender” y “crear”. Un robot de estas características aprendería basado en la información que recolecta de su entorno y las repercusiones de sus acciones previas.
Más aún, Ayanna defiende la idea de que es necesario construir robots que puedan crear, inventar cosas de la nada y no sólo reproducir acciones u objetos a los que hayan sido expuestos previamente. Ayanna enfatiza que la capacidad de crear es lo que nos permite a los humanos resolver los problemas más complejos a los que nos enfrentamos. Por esto, sería crucial para el desarrollo de la robótica, en particular la robótica ligada a la exploración espacial, que las máquinas tengan la facultad de inventar y proporcionar soluciones nunca antes vistas.
Por último, además de plantear la necesidad de construir robots “creativos”, Ayanna menciona que hay que fortalecer la interacción entre los robots, su entorno y sus usuarios. Por esta razón, ella trabaja para que cada día los robots se vuelvan más masivos y nos puedan ayudar tanto a personas con discapacidad, ancianos o a todo el que necesite ayuda a enfrentar sus problemas del día a día.
Sobre la autora: Sofía Ormazabal es una Girl in Tech que viene llegando de vuelta a Chile después de haber estudiado neurociencia en NYU. Ahora se integrará a la UC como estudiante de computación.