Pensamos en los robots como seres fríos, meras máquinas que ejecutan una secuencia de instrucciones que sus dueños les indican. Sin embargo, a veces se da un vínculo entre las personas y las máquinas que nos permite atribuir un cierto grado de humanidad a estas máquinas. Maja Mataric´, nacida en Belgrado y destacada como una de las 10 ingenieras más influyentes del mundo, es una profesora de Ciencias de la Computación, Neurociencia y Pediatría en la University of Southern California que trabaja llevando al límite la interacción entre máquinas y humanos para ayudar a pacientes que sufren de algún tipo de discapacidad mental o trastorno conductual.
El ideal de Maja es que sus robots sean capaces de ayudar a la gente. Por ello, formó un equipo interdisciplinario, compuesto por kinesiólogos, científicos cognitivos, neurocientíficos, médicos y educadores, que trabaja junto a pacientes autistas, con demencia, Alzheimer o derrames cerebrales. Este equipo lleva a cabo diagnósticos y terapias usando robots, examinando los patrones de interacción entre el usuario y las máquinas.
La idea es que estos robots de apoyo social (socially assistive robots (SAR)) sean capaces otorgar al paciente un tratamiento especializado e individual, pero sin requerir la presencia de un profesional médico. Maja pretende que sus robots permitan cubrir la alta demanda de personal médico especializado, y poder producir estos robots a nivel masivo, para que su precio disminuya al valor de un computador portátil y que los tratamientos de salud especializados puedan estar al alcance de todos los bolsillos.
Por ejemplo, los robots de Maja pueden ser beneficiosos para el tratamiento de un niño con autismo. En primera instancia, se familiariza al niño con el robot tal como si fuera un juguete. Luego, tras varias interacciones, el niño genera un vínculo con el robot. Más adelante, el niño podrá extrapolar este tipo de interacciones con el robot a sus interacciones con otras personas. De este modo, el robot actúa como un terreno de prueba y como un guía para el niño sobre cómo debe comportarse con otros seres humanos.
De igual manera, los robots de Maja podrían asistir a personas con otras discapacidades o adultos mayores en sus mismas casas y por un precio muy inferior al de un profesional. Dada la escasez de profesionales médicos disponibles para atender personalmente a todas estas personas, y su alto costo, se hace cada vez más necesario desarrollar tecnologías especializadas, como estos robots de apoyo para la discapacidad, para que ningún paciente se quede sin el tratamiento que requiere.
Un robot capaz de imitar las acciones de una niña y jugar con ella.
Sobre la autora: Sofía Ormazabal es una Girl in Tech que viene llegando de vuelta a Chile después de haber estudiado neurociencia en NYU. Ahora se integrará a la UC como estudiante de computación.