Artículo por Cade Mertz en Wired, Julio. Traducción por Girls in Tech.
Hubo una época en la que Melody Meckfessel mantenía dos guardarropas diferentes: uno para Google, y otro para el resto del tiempo. El guardarropa de Google incluía polerones, poleras y jeans -el uniforme estándar de los ingenieros allá- y nunca blusas, faldas o vestidos. Esos quedaban sólo para sus otras actividades.
“Comencé a trabajar en startups a los veintitantos, luego estuve en empresas grandes de software, y ahora estoy en Google”, dice Meckfessel. “Al pasar los años, me mantuve generalmente como la única mujer en la oficina, y de cierto modo me adapté para ser uno de los chicos”.
Pero en algún punto del camino, ella dejó estas distinciones y comenzó a vestirse con lo que le diera la gana para ir a la oficina. Fue una decisión más bien consciente, aunque es un poco reticente a discutirlo. Dice que no fue una declaración de nada, que fue lo que quería hacer. “Simplemente quería ser yo misma todo el tiempo, y eso significó hacer más cambios en el trabajo que en mi vida personal”, dice, “no era sólo la ropa. Yo quería expresar mis opiniones y puntos de vista en la mesa”.
No es secreto que en el mundo de la alta tecnología, con mayor fuerza que en otros sectores en USA, hay una brecha de género. De acuerdo a un reporte de la NPR, aproximadamente un 20% de las desarrolladoras de software son mujeres, y de acuerdo a otros estudios, el número de mujeres graduándose en ciencias de la computación va en declive. A veces, las manifestaciones de esta disparidad pueden ser extremas, pero la brecha de género también trabaja de forma sutil. Dado que la mayoría de los ingenieros en computación son hombres, tienden a ser ellos quienes definan la cultura del grupo.
Pero no tiene por qué ser así. Meckfessel no es una ingeniera cualquiera. Ella supervisa al equipo completo que diseña las herramientas de programación que todos los otros ingenieros de Google van a usar, o sea, el centro del universo ingenieril. “Si estos sistemas no funcionan, entonces Google no funciona”, explica ella, antes de lanzar un comentario con referencias a Star Trek como haría cualquier ingeniero: “No habría un Kirk si no estuviese Scotty”.
Las mujeres continúan siendo una minoría en Google, pero la empresa que ha reclutado a talentos como Marisa Mayer, ahora la CEO de Yahoo; y Susan Wojcicki, que dirige los avisajes de Google*, ha hecho más que otras firmas tech para cerrar la brecha de género. Esto, al menos de acuerdo a Meckfessel, quien ha trabajado en la infraestructura y agente de búsqueda de Google y en todo su sistema para manejar grandes flotas de servidores, además de las herramientas para desarrolladores. “Google es un lugar en donde se valora la diversidad, y hay libertad de expresión”, dice, “esta es una de las razones por las cuales podemos innovar como lo hacemos”.
Sólo para ojos Google
Las herramientas para desarrolladores que supervisa Meckfessel no se usan fuera del gigante tecnológico, por elección de Google. Como ocurre con tantas otras creaciones de software de Google, la empresa las ve como un secreto a mantener lejos de la competencia – aunque ha accedido a abrir y compartir algunas partes pequeñas. Una tarde de primavera, la empresa nos mostró algunas de estas herramientas en acción, pero sólo luego de que accediéramos a no difundir ciertas particularidades, incluido sus nombres.
Estas herramientas incluyen todo desde el software empleado para compilar el código de software de la empresa, hasta las herramientas para revisarlo y testearlo, pasando por los sistemas que empujan el software compilado hacia los data centers de Google. Estas herramientas han sido usadas en Google, de una u otra manera, por años. Pero de acuerdo a Chandler Carruth, un ingeniero de Google que ayudó a construir estas herramientas, bajo la gestión de Meckfessel se alcanzó cierto hito para las herramientas.
Carruth dice que ella trajo “una perspectiva de producto” a las herramientas de desarrollo de Google, insistiendo en que, aunque se usaran sólo dentro de la empresa, deberían ser tratados como productos y herramientas que fuesen a ser usados por todo el mundo. “Ella levantó una nueva área para el equipo”, dice. “Tuvimos que pensar en estos productos como para ser usados por otros ingenieros de Google- fue ella quien trajo esa actitud. Tuvimos que pensar estos productos como cosas cohesivas, y darles una buena presentación. Eso nunca fue parte del foco antes”.
Parte de su talento, explica Carruth, es que ella sabe cómo tratar con las personas. “Ella entró a un equipo que no estaba bien enfocado”, explica. “Ella entró a un grupo de gente que no conocía muy bien –todos estaban a la defensiva, lo que es una reacción humana natural- pero ella supo ir más allá de eso, logró atravesar más allá del sentimiento de que ella era una persona foránea, y logró que el equipo nuevamente se moviera como una unidad más que como una serie de piezas disgregadas”.
Esta es sólo una más de las maneras en las que Meckfessel desafía el estereotipo del ingeniero. Ella además hace vinos y es una mamá soltera, además de ser ingeniero. En otras palabras, ella es la persona que quiere ser. “Ella no está en una cruzada para demostrar que las mujeres merecen estar en el lugar en donde ella está”, dice Kelly Struder, una amiga cercana y colega en Goole. “Ella simplemente sabe que merece estar ahí”.
Programación para todos
Las herramientas para programadores de Google son, de cierto modo, un reflejo de la filosofía igualitaria que Meckfessel ve en desarrollo a lo ancho de la empresa. Un solo sistema, disponible en el buscador de cualquier empresa, provee de acceso instantáneo a prácticamente todo el código que está detrás de cada producto y servicio de Google. Incluso almacena el código que se usa para construirse a sí mismo, en un setup circular que es bastante común en el mundo del software. El resultado es que cualquier ingeniero de Google puede jugar con código construido por otro ingeniero de Google. “El código es completamente abierto –dentro de la empresa”, explica Meckfessel.
Eso no significa que cualquiera puede reescribir el código,por ejemplo de Gmail, compilarlo y llevarlo a software ejecutable y cambiar completamente el servicio de email. Pero sí significa que pueden usar y editar cualquier código de Google – y si lo llevan a la persona correcta para revisión y testeo, sí podrían eventualmente cambiar el servicio actual.
Incluso más allá, el sistema se puede encajar con prácticamente cualquier IDE o ambiente integrado para el desarrollo, con las herramientas de edición donde los desarrolladores escriben su código, y se enlaza con tantas otras herramientas de desarrollo, incluido GitHub. La idea es darle a los ingenieros cierta libertad para que tomen decisiones. “Ellos deben decidir qué es lo que funciona”, dice Meckfessel.
El otro asunto clave, según Meckfessel, es que el sistema compila código con una velocidad inusual. En un estilo clásico de Google, el sistema reparte tareas de compilación en una amplia gama de servidores, en vez de generar el software ejecutable en el computador de escritorio del desarrollador. Incluso con grandes cantidades de código, este trámite toma segundos.
Chandler Carruth mostró el sistema construyendo un millón y medio de líneas de código abierto de C++ en aproximadamente 23 segundos – y luego dijo que esto de todos modos quedaba en el lado lento de la ecuación. Típicamente, un conjunto de código se extiende por mucho millones de líneas, dice, y se compila en mucho tiempo. “Habitualmente, cuando le muestro esto a los recién contratados”, dice Carruth, “la gente se ríe y sale de la oficina porque creen que les estoy mintiendo”.
El sistema funciona además como un “servicio continuo de integración”, queriendo decir que traslada el nuevo código a la gente apropiada para que sea revisado y luego lo testea, para asegurarse de que todo funciona bien. Los testeos toman más tiempo que las compilaciones –el sistema necesita analizar la base completa de código de Google para encontrar todo el código que se afecta por un pequeño cambio- pero considerando el tamaño de las operaciones de Google, esto todavía se puede considerar un proceso rápido. De acuerdo a Meckfessel, los ingenieros de Google hacen aproximadamente 25 a 30 entregas de código por minuto, y hacen millones de testeos cada día.
Al final, dice, esta velocidad se traduce en tiempo extra para los ingenieros de la empresa – más tiempo real para hacer código y, bueno, más tiempo para disfrutar las otras partes de sus vidas.
El Software son personas
El trabajo diario de Meckfessel puede parecer todavía un tanto lejano a las otras áreas de su vida como madre y como productora de vinos. Pero al final, es parte de un todo. La verdad es que crear software se parece a crear cualquier otra cosa, incluido el Chardonnay que Meckfessel embotella en la esquina de una pequeña viña en el norte de California, a dos horas de manejo de las oficinas de Google.
“En ambos, estás resolviendo problemas” dice ella. “Con el vino, experimentas con toda clase de variables – es como hacer software”.
Su motivación es hacer vino que le den ganar de tomarlo – lo que se acerca al pedirle a su equipo que construya herramientas para la programación que otros quieran usar. Y sí, el vino es un proceso colaborativo, como también lo es el desarrollo de software – especialmente el tipo de desarrollo de software que se practica en Google. “No lo puedo hacer sola” dice Meckfessel.
Lo que esto significa es que, al final del día, programar es más que programar. Se trata de la gente. Se trata de entender quiénes son estas personas y qué pueden contribuir, y qué necesitan, sea que estén en la minoría o la mayoría. “Si te enfocas en la gente, van a venir cosas buenas” dice. “El software es escrito por personas. Si no te estás preocupando de las personas, pierdes algo”.
*Este artículo es previo a la partida de Wojcicki como CEO de YouTube.